Hace unos pocos días se presentó a mi consulta L, venía porque deseaba la extracción de las muelas del juicio, ya que estaba realizándose un tratamiento de ortodoncia. Hasta aquí, todo normal. La cosa comienza a complicarse cuando le pido a L la orden elaborada por su dentista para la extracción de las muelas del juicio, ya que, cuando a un paciente se le prescribe la extracción de las muelas del juicio por razones ortodónticas, el profesional que prescribe debe enviar la petición por escrito, para garantizar que las extracciones están justificadas y que no estamos mutilando al paciente.

En ese momento, la paciente me indica que viene de una franquicia de alineadores dentales en el que supuestamente le habían realizado el estudio y le habían comunicado verbalmente que tenia que extraerse las muelas del juicio para abrir espacio, pero nadie en ningún momento le hizo la prescripción para ello. El uso de estas franquicias que consiste en el escaneo digital de la boca por un personal auxiliar que, muchas veces, ni siquiera tiene entrenamiento odontológico, sin el criterio profesional de un ortodoncista para realizar tratamientos en casa, puede ser peligroso, debido a que no solo influyen en la estética y forma de la mordida sino en funciones tan importantes como el habla, la comunicación, la masticación e, incluso, la respiración y la deglución.

La planificación de un tratamiento ortodóntico debe ser manejado por un profesional entrenado que supervise de cerca el tratamiento, para evitar producir problemas al paciente en la apertura y cierre de la boca, así como en la limitación de cualquier daño que un tratamiento mal realizado y sin supervisión pueda ocasionar.

La Sociedad Española de Ortodoncia, ya ha levantado su voz advirtiendo del riesgo del uso de los alineadores dentales sin supervisión de un ortodoncista, y el Consejo General de Dentistas de España ha denunciado ante la Agencia Española de Productos Sanitarios a diferentes empresas mercantiles “que tienen como objetivo la dispensación directa de productos sanitarios cuya prescripción está reservada exclusivamente al dentista, como es el caso de los tratamientos de ortodoncia con alineadores transparentes”.

L decidió pedir en el centro donde le atendían la prescripción para la extracción para las muelas del juicio. Evidentemente, no fueron capaces de entregarles por escrito dicha prescripción, ya que no había un odontólogo colegiado detrás, motivo por el cual era evidente que, si ante una situación mínima de precaución la empresa fallaba, pues no hablemos de qué podría ocurrir si existen complicaciones serias. Afortunadamente en este caso, L cayó en cuenta que no podía realizar un tratamiento de ortodoncia en esas circunstancias, por lo que decidió abandonar la mercantil de alineadores y buscar una consulta con un ortodoncista colegiado.

Artículo redactado por el doctor Luis Miguel Sánchez Suárez.